Francis Sling Muralista
Presentamos a Esteban Ferrales
Retratista, muralista y fotógrafo, Francis Sling explora la condición humana en su arte. Gran parte de su obra muestra la belleza del mundo natural, testimonio de su fe y de Curaçao, su hogar. En los últimos años, Sling ha profundizado en su búsqueda de la verdad, ampliando su percepción de Dios más allá de los límites de una única fe. Ya no se conforma con ser únicamente cristiano, sino que ha abrazado la noción de ser un misionero de Dios, comprometiéndose con el mundo a través de su arte.
Asimismo, Sling no ignora los aspectos trágicos de la vida. Cuando perdió a uno de sus queridos hijos, surgieron profundas revelaciones que dieron origen al concepto «MI NO SA», que representa una poderosa invitación a abrazar la autenticidad de uno mismo. La tragedia sirvió de catalizador, impulsando a Sling a embarcarse en una búsqueda del alma, desenterrando su propósito. Dibujar se convirtió en un refugio, una forma de canalizar sus emociones y explorar las profundidades de su ser. De este modo, el trabajo de Sling influye en vidas de todo el mundo. Se siente profundamente realizado al aportar felicidad a los demás a través de su arte.
«El hecho de que yo, siendo tan pequeño, de una isla tan pequeña, con unas capacidades tan pequeñas pueda atraer a gente de todo el mundo y dejarles con una sonrisa en un mundo con tantas dificultades… es oro puro para mí»
Su historia
Nacido en medio de los coloridos paisajes de Curaçao en marzo de 1978, el espíritu artístico de Sling se encendió en una familia que prosperaba con la creatividad. Su primer mural, pintado en las paredes del dormitorio que compartía con sus hermanos, mostraba figuras inspiradas en tatuajes, lo que marcó el comienzo de su exploración creativa. En 1998 comenzó un nuevo capítulo cuando Francis empezó a trabajar en la Galería 86 como voluntario. Allí reveló en secreto sus obras de arte al propietario, anhelando una oportunidad para exponer sus expresiones creativas. Durante este tiempo, la acuarela se convirtió en su medio preferido.
En 2004, con una licenciatura en Diseño Gráfico, Francis persiguió sus sueños. Reubicado de Ámsterdam a Rijswijk en 2006, Francis intensificó su dedicación a la pintura, combinando la fotografía con sus habilidades artísticas. Incluso se adentró en el mundo de la pintura corporal, transformando modelos en un lienzo viviente, abrazando la idea de que todo el mundo puede convertirse en una obra de arte. En 2012, su talento artístico floreció, ya que celebró con orgullo su primera exposición individual en Rijswijk, acertadamente titulada «Happy Ending».
En 2020, tras dos décadas en los Países Bajos, Francis tomó la trascendental decisión de regresar a su querida Curaçao. La vibrante isla que había dado forma a su expresión artística le atrajo de nuevo, ofreciéndole la inspiración y la conexión que había buscado por todas partes. Impulsado por la intuición y un profundo sentido de pertenencia, Francis se encontró en un entorno en el que su obra obtuvo reconocimiento. Le llovían las invitaciones para pintar en Curaçao, atrayéndole de vuelta al lugar que llamaba hogar, donde pasaba meses enteros reuniendo sus pinturas, compartiendo su visión artística a través de murales y asociando sus creaciones con el rico tapiz de la flora y fauna de la isla.
Hoy, Sling vive como artista a tiempo completo, con su espíritu polifacético guiando sus pinceladas y su visión creativa. Hace poco, uno de los muchos guías turísticos que visitan con frecuencia su galería, Maison Sling, le dijo algo que él considera uno de sus mayores logros hasta la fecha.
El turista dijo: «Francis, soy feliz cuando paso por aquí y veo tu galería abierta, porque cada vez que traigo turistas aquí, siempre se van contentos».