La Colección de Bestias Salvajes De la chatarra a la escultura animal icónica
De las muchas características sorprendentes de las esculturas de John López, la más notable es definitivamente su inmensidad. Su tamaño se suma a su sensación icónica y es clave para el éxito de la Colección de Bestias Salvajes. Además de las dimensiones de tamaño real de estas criaturas, hay una infinidad de detalles, todos relacionados con conceptos profundos. En algunas piezas, los trozos de metal específicos hacen referencia a detalles sobre el sitio donde cada escultura animal está instalada. Su arte en lugares públicos siempre abre un diálogo entre el pasado y el presente, preservando las historias en el proceso de forjar una nueva estética contemporánea.
Tomemos a Moose por ejemplo. Tiene un amplio conjunto de astas, tres discos metálicos que componen su lado ancho, y patas que parecen tan realistas y naturales como robóticas y futuristas. Estas viejas herramientas de granja y otras sobras tienen una forma rígida, pero a pesar de ello John López es capaz de lograr un detalle extraordinario en la figura. El artista viene de una tierra de bestias, Dakota del Sur, donde los bisontes vagan por los mismos campos en los que crio ganado y la misma tierra de la que se desenterraron numerosos fósiles de dinosaurios. Esta historia salvaje aún vive, Moose es una expresión totalmente contemporánea de su permanencia.
La siguiente escultura de la Colección de Bestias Salvajes comparte su nombre con la mascota de la Universidad de Texas, y la especie de ganado más emblemática del estado, el cuerno de largo. La estrella está marcada en el centro del cuerpo del toro como una referencia directa a Texas. Las guitarras y los delicados patrones ornamentales hacen referencia a la influencia española en el estado así como a la próspera escena musical de la ciudad de Austin. López entiende íntimamente cómo el arte en lugares públicos puede encarnar la historia de su ubicación, al igual que considera la historia detrás de sus materiales metálicos recuperados.
Hay un subtexto ambiental en cada escultura de John López. Utilizando materiales reciclados, su proceso da vida a lo que se consideraba inútil. Asimismo, en el caso de Rinoceronte Blanco, se presta atención a un tema extremadamente amenazado, su perseverancia y fuerza se refleja en el acero duradero. Con cada nueva escultura animal, López debe buscar cuidadosamente las piezas de metal perfectas para expresar su visión única. Es como un pintor que hace sus propias pinturas con pigmento seco, elaborando intensamente ese color nunca antes visto en su cabeza.
“¡Nunca me aburro! Espero cada nueva creación, y me ayuda a crecer y desarrollarme como artista.”
Su ya magistral estilo continúa evolucionando, a medida que encuentra nuevas formas con las que esculpir y comienza a trabajar en lugares cada vez más distantes y diversos. Estamos seguros de que veremos muchas más bestias salvajes memorables traídas a la existencia.