Pastel Fd Paredes de gran tamaño

Introduciendo a Pastel Fd

Debido a la planificación urbana irregular, y no inclusiva, la sociedad moderna está llena de «no-lugares». Mientras que el arte en los espacios públicos puede utilizarse a menudo para mejorar aún más un área, los simbólicos y expansivos murales urbanos de Pastel inspiran en cambio la solidaridad a medida que las identidades locales son recordadas, reveladas y elevadas.

Con sede en Buenos Aires, las sofisticadas y magníficas piezas de arte urbano de Pastel son reconocidas internacionalmente por su capacidad de suscitar sistemáticamente un diálogo sobre la relación entre el hombre y la naturaleza, entre la historia nativa y el idealismo irreal. Como arquitecto autoproclamado, pero en el sentido más poco convencional, Pastel utiliza las experiencias como su paleta y el entorno como su lienzo.

Desde los paisajes urbanos a los campos rurales, desde los espacios abiertos a los cerrados, adopta las condiciones del entorno en lugar de imponer un concepto preestablecido. De esta manera, Pastel tiene la rara habilidad de tirar de la respiración y el pulso únicos de un espacio en el hermoso arte que deja atrás, un verdadero regalo para la sociedad.

«Entiendo el trabajo en la calle como acupuntura urbana.»

 

Su historia

Francisco Díaz Scotto, más conocido como Pastel, es un pintor y arquitecto cuya carrera comenzó como un ambicioso niño de once años con un ojo para el color y un corazón para la belleza.

Ahora, los impresionantes murales urbanos de Díaz, y sus convincentes instalaciones artísticas, se encuentran en todo el mundo. Esto lo que demuestra es que el tirón de lo eterno sobre lo efímero, de la capacidad de la naturaleza para soportar y renovar a pesar de las destructivas y fugaces sociedades modernas, es una conversación universal y necesaria.

Desde 2009, Díaz ha estado creando murales urbanos a gran escala que transforman las fachadas estáticas de las ciudades en muros dinámicos para embellecer los paisajes urbanos, al tiempo que refuerza la cooperación, la conversación y la comunidad. La gran escala de su obra de arte se combina con su famoso y delicado estilo y una paleta distintiva. Desde un almacén en la autopista 101 de California hasta el Jardín Botánico de Oslo, desde los parques de los barrios hasta los modernos complejos de apartamentos, las obras maestras de Díaz despiertan los sentidos y revitalizan las comunidades.

Díaz ha sido un participante destacado en numerosos festivales de arte urbano popular y exposiciones artísticas, como el Festival UpNorth y el Festival Asalto. Sus influyentes murales han sido destacados en varias publicaciones prominentes, y sus cautivadoras instalaciones de arte público abarcan todo el mundo, desde América del Norte, Central y del Sur hasta Europa y Asia.

«Trabajando con la flora como simbolismo social, las piezas inician un diálogo sobre la naturaleza del hombre y su entorno. Lo existencial, lo real, lo puro y lo trágico, casi olvidado en la sociedad moderna».