Quiete

Con la inclusión como motor de la sociedad actual, no es de extrañar que los artistas urbanos utilicen su talento para formar parte de un movimiento que busca la unidad por encima de todo.


Cuando Ale Senso diseñó Quiete, alias «La Porta del Mare», estaba más que dispuesta a reflejar la importancia de la unión a pesar de la diversidad. Asimismo, la importancia de la distinción a pesar de la unión, sugiriendo la concienciación de formar parte de un todo más profundo que va mucho más allá de la percepción tangible; algo que no se puede abarcar ni comprender racionalmente porque es sólo una parte de lo que es más grande que nosotros y que nos hace más grandes al conectar empáticamente con los demás y con el mundo del que formamos parte.

Quiete

Para que su mensaje sea artístico, Ale Senso hace uso de la metáfora visual pintando dos figuras: una de color arena y otra de color azul cielo, que se unen hasta el punto de convertirse en una sola. Al utilizar estos dos elementos comunes como el agua y la tierra, celebra la esencia más sencilla y más natural del ser humano

Quiete

Diseñada en el marco del SUA – Festival de Arte Urbano de San Vito lo Capo, y bajo la dirección artística de la arquitecta Arianna Maggio, Quiete es una obra de arte que demuestra lo importante que es para el artista Ale Senso el compromiso con la comunidad. Por eso se creó con la ayuda de algunos lugareños y estudiantes de la Escuela Superior de Arte Michelangelo Buonarroti de Trapani y del Instituto Técnico Hotelero de Erice. El objetivo era, de hecho, diseñar una obra de arte visualmente impactante que creara un sentido de identidad para la comunidad y los visitantes del Festival de Arte Urbano de San Vito lo Capo.

La obra cubre una superficie polideportiva de 2.287 m2 y se ha realizado con resina al agua de dos componentes sobre una base de asfalto. Las características químicas y físicas del material utilizado (producido por el spa Chimiver Panseri, patrocinador técnico del evento) lo hacen ideal como superficie deportiva por su alta durabilidad, resistencia y agarre.

Las dos enormes figuras metamórficas son la bisagra de la representación. Se abrazan tumbadas en la orilla, representando una la tierra y la otra el mar; ambas tienen la mirada dirigida al infinito, conscientes de un viaje que se guarda en su interior, originado en la propia naturaleza de la que se componen y perfeccionado por aquello que alimentan con su asociación.

Quiete